Anoche estuve viendo Sweatshop, un documental/reality en 4 partes que trata de tres chavales noruegos que llegan a experimentar en sus propias carnes lo que es la vida de un trabajador textil en un país “en vía de desarrollo”. Este documento gráfico pretende ser un testimonio de las condiciones de vida de los que producen nuestros bienes de consumo, en este caso ropa, aunque creo que hay documentales que cumplen esa función de forma mucho mas profundizada -China Blue por ejemplo- ya que si esas son las condiciones de la fabrica en la que se le permite grabar al equipo noruego, podemos imaginar cuales serán las condiciones en las otras fabricas, como bien apunta Ludvig, uno de los protagonistas del vídeo, En mi opinión, más que un testimonio de la realidad de los trabajadores textiles del “tercer mundo”, Sweatshop descubre de forma inequívoca los pensamientos y creencias más intimas y profundas que solemos tener los afortunados miembros de las sociedades “desarrolladas” -o sea los consumidores finales de los productos manufacturados en los sweatshops del resto del mundo- acerca de las personas que los fabrícan. Y lo hace de forma tan escalofriante en momentos como el en que una niña bonita noruega de 17 años que se gasta 600€ al mes solo en ropa -pero que no ha comprado nada durante todo el último año porque gracias a los fabulosos fashion tips de su blog con 82 mil seguidores en instagram, le regalan ropa todos los días- se plante delante de una cámara y afirme sin que se le congele el corazón que “los que trabajan allí están acostumbrados a trabajar tantas horas en esas condiciones”, que “ni si quieras han visto nunca una silla, ellos están acostumbrados a sentarse en taburetes”, o que su compañera de video afirme que “ellos duermen mejor en el suelo porque nunca han dormido de otra forma, así que no les duele nada”. No pude no sentir rabia en ciertos momento mirando esos vídeos... Que arrogante es la ignorancia, y que obtusos somos cuando nos conviene, ni si quieras habiendo probado en en primera persona (durante UN SOLO DÍA) lo que significa dormir en el suelo y terminar un turno de trabajo tan exhaustos como para que nos tiemble todo el cuerpo, nos conviene dejar de creer que el mundo en el que hemos tenido la suerte de vivir es PRIVILEGIADO. E INJUSTO. Hay que admitir que lo que menos cuesta es seguir viviendo en el sistema en el que hemos nacido... Es bastante complicado darse cuenta de que no todo lo que la sociedad nos presenta como "la verdad" realmente lo es (nunca puedo evitar pensar en el Show de Truman), y definitivamente es un esfuerzo muy grande vivir de acuerdo a nuestros principios una vez descubiertos ciertos engaños. Es nadar a contracorriente. Siempre, cada minuto del día, cada día del año. Aun así, una vez que nos hayamos planteado determinados temas, se hace, se nada a contracorriente todo lo que se puede. Porque es contrario a toda ética que en un mismo planeta haya personas que se gasten 600€ al mes exclusivamente en ropa, y otras que tengan que vivir con 3$ al día. Y eso ni si quieras es lo mas tremendo, porque en ese mismo planeta hoy en día hay más de mil millones de personas que viven con MENOS de 1$ al día. Es kafkiano (y al mismo tiempo tan previsible) que sea la chica de 19 años víctima de la explotación y cuya madre muriera por inanición cuando ella era bebé, la que consuele a la chica noruega privilegiada que no ha pasado hambre ni un minuto de su vida, en el momento en que su mundo perfecto se derrumba. Eso es lo que suele suceder. Que nos sorprendamos cuando preguntamos “eres feliz?” a alguien que vive 1000 veces peor que nosotros, y la respuesta es “no”. Nos choca, porque “ellos no conocen otra forma de vida, no deberían echarla de menos”. No tengo palabras. Y después de haberse gastado dos tercios de su salario (ni en broma les habrían pagado por el trabajo que hicieron, seamos realistas) en 800 gr de comida y darse cuenta de que con eso comen en Camboya 10 personas, la gran denuncia se reduce a: “las grandes cadenas de ropa están permitiendo que sus trabajadores se mueran de hambre, porque NADIE hace nada?”. Para que tomarse la responsabilidad de lo que pasa en el mundo si se puede dejar ese trabajo a “otros”? Para que plantearse que, cada vez que compramos una prenda, que sea de H&M o de Zara a 50€, o que sea una de mercadillo a 5€, estamos contribuyendo a que esa realidad se perpetué? “Sin ese trabajo se morirían de hambre”. Obviamente este tema también salió en el vídeo, no podía ser de otra forma. Como si antes de H&M y Zara la gente en Camboya no viviera... Lo que nos conviene olvidar es que la gente del "tercer mundo" vivía perfectamente antes de la llegada de las multinacionales que les roban la tierra, su fuente natural y milenaria de sustento. Es complicado verlo en perspectiva, pero el hecho es que todo en el mundo está conectado. Cada vez que el dinero=poder cambia de mano, hacia o desde la nuestra, estamos plasmando el mundo en el que vivimos. En mi opinión, en el caso de la ropa la prenda más ecológica y más ética que exista es la que ni se compra ni se fabríca. Necesitamos mucho menos de lo que pensamos, la mayoría de nuestras “necesidades” son artificiales y no son necesidades para nada. Este es el momento del año perfecto para que pensemos muy a fondo en el tema. También me da esperanza oír a Ludvig decir que “somos ricos porque ellos son pobres”. Supongo que los tres chicos sacaron algún aprendizaje profundo de esa experiencia en Camboya, o eso espero. Hemos nacido en un sistema, el capitalista, en el que yo misma confié y que defendí durante muchos años. Para mi estaba claro, cuanto mayor mi esfuerzo, mayor será mi recompensa, es algo loable esforzarse para lograr avanzar en la vida. Tengo que admitir que para mi de cierta forma funcionó, “construí” mi vida en base a mi trabajo, pero claro, había truco: tengo pasaporte italiano. Nunca hubiera podido vivir la vida que vivo hoy en día, partiendo de las condiciones de mis comienzos (en proporción), trabajando como lo hice, pero con un pasaporte camboyano, chino, boliviano, mauritano, haitiano... Y decidme, que merito hay en haber nacido en un país u otro? Que nadie por favor me hable de karma, porque pensar que tienen que haber sido los méritos de nuestras vidas pasadas los que nos permiten nacer en algún país del “primer mundo” creo que significa no haber entendido muy bien las reglas karmicas. Porque hacer parte del “Golden 10%”, o sea de los habitantes de algún país privilegiado, nos da la opción de NO explotar al 90% restante, y por lo que puedo observar, por ignorancia o de forma consciente, no hay muchos que estén tomando esa decision. Explotar nuestros hermanos de planeta, consciente o inconscientemente, no es algo que pueda hacernos ganar muchos puntos karmicos que se diga, creo yo. Al contrario, pienso que según las leyes del karma lo justo sería que en nuestra próxima vida nos reencarnamos en un elefante de carga, en una niña brasileña de favela que será madre a los 15 años, en una gallina ponedora, en un en un niño que nunca probará el chocolate en Costa de Marfíl, en una vaca lechera, en una niña o niño nacidos en un burdel, en un burrotaxi de Mijas, en una cucaracha... Hacernos creer que cada esfuerzo es recompensado es una de las mayores mentiras del sistema en el que vivimos. Que alguien sino me explique porque un trabajador en España gana 1000€ al mes trabajando 8 horas al día durante 5 días a la semana, y un trabajador en Camboya gane 130$ para trabajar 14, 7 días a la semana. El engaño de la fórmula esfuerzo=recompensa es brillante, es una de las razones principales por las cuales el capitalismo se ha extendido globalmente y está tan arraigado en nuestras mentes. Pero la realidad es que no hay esfuerzo que justifique ingresos anuales de 27 millones de dolares para UNA SOLA PERSONA, perteneciente al grupo de los ricos más ricos de los EEUU (por ejemplo), si en el mismo planeta alguien gana 3$ al día. Si el sistema capitalista fuera ecuánime, cuantas horas al día tendría que trabajar una persona que gana 27 millones de dolares al año, si consideramos las 14 de un trabajador textil que gana 1.560$ en el mismo periodo de tiempo? Ese es justo el punto. Para que el sistema capitalista funcione son necesarias esas diferencias, para que haya explotadores (aun inconscientes) se necesitan explotados. Porque es IMPOSIBLE que el coste real de un vaquero sea 8€, o de una camiseta 2€, o de unos zapatos 10€. Lo que falta no lo estamos pagando nosotros, lo están pagando otros que supuestamente tienen nuestros mismos derechos y que, en realidad, ni en sueños los tienen. Tampoco pensemos que las prendas más caras dejen más beneficios a los que las manufacturen, las transporten, las almacenen, las vendan... Ese es otro truco muy eficaz del capitalismo, concentrar el trabajo y por consecuencia las ganancias. Ahora son las multinacionales las que dictan sus condiciones, y si uno no las acepta hay 1.000 detrás que las aceptarán. Este método de presión y chantaje va bajando por la cadena de producción, empiezan los “grandes” (multinacionales y países con poder económico) pasando por todos los escalones intermediarios (empresas de distribución, fábricas, almacenes, transportistas) hasta llegar al trabajador que no tendrá más opción que aceptar lo que se les de. Porque en este mundo hay muchos hambrientos que aceptarán cualquier condición que se les imponga, simplemente por tener la esperanza de poder alimentar a sus familias. Hace falta un cambio muy profundo en nuestra sociedad. Es NECESARIO salir del sistema asesino y suicida en el que estamos viviendo, y no solo por ética sino por mera supervivencia. Hay varias iniciativas valientes propuestas por personas que no se paran en la superficie de estos asuntos, que no dejan la responsabilidad de lo que pasa en el mundo a “otros”. La Economía del Bien Común es una de mis favoritas, merece la pena informarse acerca de lo que se propone en ese marco. También hay varias corrientes de decrecimiento en todo el mundo que merecen la pena ser consideradas. Aun así, que sea en el seno de una u otra iniciativa o no, el cambio empieza con nosotros. El primer paso es darnos cuenta de que NECESITAMOS MUCHO MENOS DE LO QUE PENSAMOS. Nuestras necesidades básica son cubiertas con una fracción de lo que solemos gastar/comprar cada semana, cada mes. Es fácil darnos cuenta si reflexionamos realmente sobre el asunto. Parece manido pero es una gran realidad: mucho de lo que necesitamos no se compra con dinero. Para todo el resto, empecemos con este simple ejercicio. Cada vez que saquemos el monedero pensemos que el dinero es poder. El poder que nuestra sociedad ha otorgado al dinero es el de plasmar el mundo en el que vivimos. El dinero que recibimos al igual que el dinero que damos. Así que cada vez que recibamos dinero (como pago por nuestras prestaciones o cualquier otra razón) sería una buena práctica preguntarnos de que forma ese dinero está plasmando el mundo, y si ese mundo es el que queremos dejar a las generaciones futuras.
En el momento en que nos hagamos ese planteamiento, entenderemos que trabajar para una empresa que fabrica armas (ejemplo extremo) probablemente no esté plasmando el mundo de la forma que queremos. A lo mejor llegaremos a la misma conclusión si trabajamos en una empresa que construye casas de segunda residencia para turistas ricos en el litoral español (porque me saldrá justo este ejemplo?), o en una tienda de pieles. Si somos consecuentes con nosotros mismos, en ese momento empezaremos a buscar alternativas. Sería igualmente buena práctica que nos preguntemos como el dinero que estamos sacando de nuestro bolsillo (o de nuestra cuenta bancaria) está plasmando el mundo. Posiblemente a raíz de este planteamiento decidamos llevar nuestro contrato de luz a una de estas compañías, o dejemos de ceder a los compromisos de los regalos de Navidad/Reyes que únicamente terminan por llenar los trasteros (si esto lo hemos entendido nosotros, nuestras familias también lo entenderán!), o decidamos dedicar el presupuesto de empresa para los regalos a clientes y proveedores, para apoyar alguna organización que ayude a los que realmente lo necesitan (digamos la verdad, nuestros clientes y proveedores ya no tienen ningún uso para la agenda o el calendario! Dedicar esos fondos a obras benéficas es incluso una buena estrategia de marketing, trabajamos con personas inteligentes que lo apreciarán, como lo haríamos nosotros). Algunos cambios son más simples e inmediatos que otros, obviamente. Es mucho más fácil elegir comprar esto en vez que aquello en nuestro día a día (o evitar comprar algo), mientras cambiar de trabajo requerirá más tiempo y dedicación, y posiblemente para este año los regalos de empresa ya estén comprados. Que eso no nos impida arrancar, los cambios vienen poco a poco, y se empieza por los pequeños. Plantearse de que forma el dinero=poder influye en nuestras vidas y en las de los demás, se convierte con el tiempo en una costumbre, en algo que se hace sin ni si quieras pensar. Y mientras tanto, seresmo el cambio que queremos ver en el mundo. Laura
2 Comments
Marta
14/7/2015 17:30:15
Me ha parecido increible este post. Ya pensaba así antes de leerlo, pero aún me he convencido más. Veré los documentales que mencionas al principio seguro.
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14/1/2017 09:22:59
Me alegro que te haya podido sentir identificada Marta. Poco a poco, entre todas haremos un cambio, el de verdad :-)
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La AutoraUna Mente llena de Ideas, Archivos
July 2018
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