Pelado. El primer Toro de la Peña en Tordesillas, pueblo sediento de sangre y violencia. Los esfuerzos de miles de personas que, llegando a arriesgar incluso sus vidas, han conseguido ahorrarte las heridas de las lanzas han merecido la pena. Te han evitado un sufrimiento indecible, aunque para ti sea difícil creerlo. Lo que no hemos conseguido aún es ahorrarte el sufrimiento del acoso, del arrancarte de tu dehesa y de tu familia sin razón alguna, del no entender lo que pasa en ese cajón oscuro rumbo a tu suerte, de la confusión al abrir esa puerta y ver la luz... a lo mejor estas en otro campo, al fin y al cabo quizás eso fuera todo lo que conocías... hasta ayer. Pero no. Estás en un lugar totalmente desconocido, rodeado de individuos con una sola cosa en la mente: sentir correr la adrenalina en sus aburridas venas, sentirse "hombres", "machos", salir de la rutina de una existencia gris, creerse "valientes" corriendo delante de ti, un herbívoro rumiante que usa sus cuernos solo para buscar hembra y defenderse... Pero ellos quieren verse "hombres" y "machos" y "valientes" a costa de tu pánico, de tu absoluta incomprensión del porque te están haciendo eso, les da igual lo que puedas sentir TÚ. Si realmente tuvieran vida no te necesitarían, no necesitarían tu terror y sufrimiento para llenar las suyas. Te empujan hacia un descampado en el que te siguen mareando durante otro rato. Sigues sin entender. Solo quieres volver a tu dehesa. No sabes, afortunadamente, que este es el lugar en el que tus predecesores padecían las desgarradoras heridas de lanza. La tierra que pisas está empapada de sangre, de lamentos y de lágrimas. Entre los arboles todavía queda el eco de las risas y de los gritos ensalzados de los que se creen valientes torturando un toro entre 300. Al rato, un ruido intenso y se acaba el jaleo... La mayoría de los que estaban a tu alrededor se marcha para seguir con sus insulsas vidas, hasta el año que viene. Los que se quedan te guían hacia el mismo camión en el que llegaste, hacia ese cajón oscuro que ahora te parece incluso seguro... ciertamente más seguro que el mundo que acabas de conocer. Pero el destino de ese camión no es tu dehesa, no es tu familia. Es un lugar frío y oscuro en el que te espera tu verdugo, este año no va armado de una lanza, sino de una jeringa llena de veneno o una pistola de punzón. Porque no hay otro fin para tu "raza". Los y las que habéis nacido llevando en vuestra piel la definición de "raza de lidia" no podéis esperar nada más que una muerte violenta. Que sea a los pocos meses en una becerrada o suelta de vaquillas, un rejoneo, o que sea a los pocos años en una plaza o en un "festejo" popular, como el del que hoy has sido "protagonista" absolutamente involuntario. No importa donde, vuestro fin es la muerte, prematura y violenta, después de que algunos se hayan "divertido" gozando de vuestro terror y vuestra sangre. Una muerte impuesta por unos que se hacen llamar "diestros" y "maestros de ceremonias", o por otros que se hacen llamar "veterinarios" y "operadores de matadero"... Nunca conoceréis la muerte natural. Todo y cada uno de vosotros y vosotras encontrareis la muerte, violenta y agonizante en la mayoría de los casos, porque alguien así lo ha decidido. Porque alguien se quiere entretener. El Reglamento de Espectáculos Taurinos de la Comunidad de Castilla y León dicta: Artículo 23.o Sacrificio de las reses. 1. Al finalizar el festejo o, en todo caso, el ciclo de festejos de la localidad se dará muerte a las reses de lidia en instalaciones autorizadas al efecto, sin presencia de público. 2. El sacrificio se deberá realizar, como máximo, el día hábil siguiente a la finalización del espectáculo o ciclo, en presencia del delegado de la autoridad que diligenciará el correspondiente certificado de nacimiento para proceder a su baja en el correspondiente Libro Genealógico de la Raza Bovina de Lidia, así como de los veterinarios del servicio y, en su caso, del organizador y del ganadero o sus representantes 23. Este es el Reglamento vigente en Castilla León. Dudo que sea muy diferente en las demás autonomías españolas... A mi no me basta. Definitivamente no me basta. No me basta que -a pesar de que sea en menor medida- se te haga sufrir, para luego matarte lejos de la vista del "publico". No concibo que la única razón de tu muerte sea que un puñado de salvajes pueda entretenerse durante unas horas, una mañana de septiembre... o a las cinco de la tarde. Pelado. Eres el primero al que se le ha podido ahorrar la tortura del alanceado. Pero para que esto termine todavía falta mucho. No te olvido. Como no olvido a los que vinieron antes. Ni un paso atrás HASTA LA ABOLICIÓN. Laura Te Quiero
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La AutoraUna Mente llena de Ideas, Archivos
July 2018
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