En los casos de violencia y abuso sexual hacia mujeres, los medios de comunicación suelen contribuir, con su selección de fotos y sus indagaciones en la vida personal de las víctimas (y no de los agresores o sospechosos), a favorecer un ambiente de estigmatización de niñas y mujeres. Tanto en sus páginas webs como en las redes sociales, los medios suelen permitir (puesto que no los borran) comentarios de lectores que van desde el más explícito y brutalmente sincero "se lo buscó por puta" hasta el más bien intencionado y aparentemente inofensivo "¿dónde estaban los padres?". Toda esta gama de comentarios se encuentra dentro de lo que llamamos cultura de la violación: el conjunto de creencias y prácticas que naturaliza, banaliza y justifica la violencia sexual, que protege y defiende a los agresores, y que juzga y condena a las víctimas. En los casos en que se obtengan fotos de las víctimas publicadas en las redes sociales, los medios generalmente eligen las más sexualizables, preferentemente imágenes en las cuales las mujeres se encuentran solas y de cuerpo entero, apostando a la creencia de que cuánto más sexual es o aparenta ser una mujer (o incluso una niña) menos inocente es y más "se buscó" lo que sea que le hayan hecho. Sabemos que la cultura de la violación está presente en la sociedad antes que en los medios de comunicación, pero eso no les quita su responsabilidad. Los medios no son espejos que se limitan a reflejar la realidad: los medios son actores sociales y, como tales, co-creadores de la realidad. Un comentario sexista en un medio tiene mucha más trascendencia a nivel social que un comentario sexista en una mesa familiar o en un lugar de trabajo. Los medios son uno de los principales actores en la reproducción de la cultura de la violación. ¿Qué proponemos? La propuesta ya existe desde hace años. La Red PAR (Periodistas de Argentina en Red – Por un periodismo no sexista) ha escrito un Decálogo para el tratamiento periodístico de la violencia contra la mujer que debería ser de cumplimiento obligatorio en todas las redacciones del país. Compartimos con ustedes los diez puntos en él incluidos y les invitamos a pensar cuán cercano o lejano de este decálogo se encuentran los medios que suelen consumir. UNO Es correcto utilizar los siguientes términos: violencia contra las mujeres, violencia de género y violencia machista. DOS La violencia de género es un delito, en tanto y en cuanto constituye una conducta antijurídica que debe ser prevenida y sancionada. Es un problema social, un atentado contra el derecho a la vida, la dignidad, la integración física y psíquica de las mujeres. Es en definitiva, una cuestión concerniente a la defensa de los derechos humanos. TRES Desterramos de nuestras redacciones la figura de "crimen pasional" para referirnos al asesinato de mujeres víctimas de la violencia de género. Los crímenes pasionales no existen. CUATRO Lo importante es proteger la indentidad de la víctima, no la del agresor. Dejar en claro quién es el agresor y quién es la víctima, y señalar cuáles pueden ser las actitudes y situaciones que pone en riesgo a la mujer en una relación violenta. CINCO Hay informaciones que pueden perjudicar a la víctima y a su entorno. No siempre es conveniente identificarla. Es ofensivo para la víctima utilizar diminutivos, apócopes, apodos, etc. para nombrarla. SEIS Nunca buscaremos justificaciones o motivos que distraigan la atención del punto central: la violencia. SIETE Es imprescindible chequear las fuentes, sobre todo las oficiales. OCHO Mantener el tema en agenda, denunciando la violencia en todas sus expresiones: psicológica, económica, emocional, sin esperar la muerte de las mujeres. Abordar el relato de los hechos tomando en consideración su singularidad, pero también aquellos que lo asemeja a otros casos. Eso permitirá abandonar consideraciones tales como "otro caso de...", "un caso más de...", evitando un efecto anestesiante. NUEVE Tener especial cuidado con las fotos e imágenes que acompañan las notas. Respetar a las víctimas y a sus familias, alejarse del sexismo, el sensacionalismo y la obscenidad. Nunca robar imágenes o audio a la víctima. Cuando se musicaliza, no usar temas que remitan al terror, ni que contengan letras que hablen de "amores enfermos" o celos. DIEZ Siempre incluiremos en la noticia un teléfono gratuito de ayuda a las víctimas y cualquier otra información que les pueda ser útil. Por supuesto, lo mismo vale para la violencia de género hacia los hombres.
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La AutoraUna Mente llena de Ideas, Archivos
July 2018
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